
Hay momentos en la vida en que las piezas encajan con una precisión sagrada. Así sentimos la llegada de Holi Nada a Amalurra en Artzentales, Euskal Herria, donde del 19 al 21 de junio se manifestará un encuentro nacido para celebrar la Nada: el vacío fértil, matriz de toda creación consciente.
Este evento forma parte de un ciclo mayor: cuatro Holi Nada celebrados en sincronía con los solsticios y equinoccios, una propuesta que Matías De Stefano ha iniciado y llevará a cabo durante cuatro años consecutivos. Tras su primera manifestación en México, el camino continúa ahora en nuestra tierra, en nuestro espacio sagrado. Sentimos que su llegada a Amalurra no solo es un honor, sino también una señal de estos tiempos que nos llaman a tejer puentes entre mundos, saberes y memorias dormidas que comienzan a recordar.
Desde hace décadas, en Amalurra nos ha guiado el propósito de custodiar un lugar donde la Tierra, la comunidad y el viaje interior sean honrados y se abracen mutuamente. Hoy, ese propósito se expande y fortalece al resonar con la presencia de Matías, con su visión del tiempo y la geometría, con su capacidad de integrar lo ancestral y lo evolutivo, lo científico y lo místico, lo histórico y lo espiritual. Esta resonancia no es solo conceptual: se siente en el cuerpo, en la energía del lugar y en la preparación consciente que nos implica.
Celebrar el evento de Holi Nada no es casualidad. Es un ritual colectivo de paso, una apertura vibracional que nos permite encender lo invisible: nuestras memorias, dones y propósitos dormidos.
Durante tres días, abriremos Amalurra a personas de todo el mundo que llegan con una intención compartida: recordar, transformar y celebrar. Lo hacemos llenos de alegría, gratitud y sentido, trabajando codo a codo con el equipo organizador y cuidando cada detalle para que el lugar esté disponible como un verdadero aliado del proceso.
Queremos que quienes lleguen aquí sientan que este espacio también les estaba esperando. Deseamos que la acogida, la belleza y la vibración de Amalurra no solo acompañen la experiencia, sino que la potencien, porque sabemos que, cuando un lugar se impregna de intención, cuidado y amor, se convierte en algo más que un espacio: se convierte en un amplificador de lo que ahí sucede.
Mi gratitud es profunda. A Matías, por haber dicho sí. A su equipo, por su impecabilidad y alegría. A todas las personas que vendrán a este encuentro, trayendo consigo su voz única al canto colectivo. Y a esta Tierra ancestral que nos sostiene y nos convoca, que guarda en su vientre una historia milenaria de resistencia y reverencia y que hoy se prepara para ser puente arcoíris.
Hoy, más que nunca, Euskal Herria se abre a recibir. Y yo, como parte de esta tierra y fundadora del Proyecto Amalurra, me abro a ofrendar.
Con el corazón encendido,
Irene Goikolea