Comunidad Amalurra

Comunidad Amalurra

El proyecto Amalurra surgió y permanece vibrando en mí como un impulso propio e intrínseco. En los inicios de su despertar, este impulso comenzó a manifestarse en mi interior en la forma de una energía buscadora y transformadora que me alentaba a moverla en mí y en otros, a plasmarla en un escenario transformativo, y a usarla como una herramienta de crecimiento. De esa manera fue como ese impulso se convirtió en el espíritu fundacional de las comunidades Amalurra, las cuales, sin ser lo único, sí que han sido las formas más visibles de su materialización. Las comunidades surgen como el fruto de la confluencia temporal de dos movimientos: el mío, que me mueve a compartirme y compartir el sueño que me anima, y el de otros, un movimiento colectivo formado por las personas que individualmente sintieron la simbiosis con este impulso.

Como portadora de la energía fundacional de Amalurra, me sentí y me siento animada por el fuego expansivo de los valores que la sustentan. Ese fuego me ha llevado a hacer todo lo que he hecho y, sin duda, será el que me lleve a concretar otras formas de materializarlo. Enorme ha sido esta experiencia y profundos los aprendizajes de esta etapa que ya se termina. A modo de resumen, compartir como fundadora y como miembro, que mientras las comunidades sintieron la simbiosis con la energía fundacional que porto, el movimiento unificado nos hizo y las hizo desarrollarse y florecer en la dirección de ese impulso colectivo que, cuidándose, cuida de quien lo conforma. Pero, en el momento en que el interés y movimiento de la mayoría de los participantes se ha separado de la intención original, los caminos se han ido bifurcando.

Ahora, yo he soltado los proyectos de comunidades para seguir con el impulso inicial que llamé Amalurra y crear nuevos proyectos en sintonía con el mismo.

EXPERIENCIAS AMALURRA

A continuación os presento experiencias en las que se han desarrollado los valores intrínsecos del proyecto Amalurra a través de la aplicación de las herramientas y prácticas orientadas al desarrollo personal y colectivo. De esta práctica, he podido extraer un conocimiento profundo basado en mi propia experiencia y vivencia como inspiradora y facilitadora del proyecto Amalurra, así como en la experiencia interrelacional de todos los que han participado en él. Se trata de un conocimiento profundo que conecta con los valores inherentes al ser humano como la excelencia, la unidad, el compromiso, la responsabilidad, el trabajo en equipo, la cohesión, la resiliencia, la creatividad, la belleza, el cuidado, la solidaridad o la hospitalidad, entre otros.


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COMUNIDADES (1993 - inicios 2020)

La materialización más conocida del proyecto Amalurra ha sido la creación de tres comunidades intencionales Amalurra. Las comunidades intencionales o de conciencia (McLaughlin y Davidson) involucran al individuo en una forma cooperativa de vida, marcada por nuevas actitudes y valores, que favorece el crecimiento personal y el autoconocimiento en el marco de la interrelación con las demás personas. El primer proyecto de comunidad se desarrolló en el País Vasco.

Posteriormente, nacerían la comunidad de Caparacena, en Granada y de Can Cases, en Barcelona.

Las tres comunidades han sido una prueba tangible de que la vida compartida aporta una mirada más amplia que facilita tomar conciencia de lo que permanece inconsciente en nuestro interior.

Nuestros vínculos de pertenencia a una familia y a un pueblo sellan la naturaleza comunitaria de nuestra existencia en este mundo. Sin pretender extrapolar nuestra experiencia, ni establecer generalidades más allá de lo que han sido nuestras vivencias de toma de conciencia en este sentido, quiero compartir los hallazgos de mi trabajo con los miembros de las comunidades, quienes han reflejado, de alguna manera, a sus pueblos de origen.

Artzentales, Euskal Herria

Amalurra en Artzentales, Euskal Herria

Fue la primera y, por ello, ha llevado el sello de la confianza y del aprendizaje constante en el recorrido hacia la materialización del impulso. Creada en un corto espacio de tiempo, surge de la dedicación, el entusiasmo, la cooperación y el compromiso por alcanzar un propósito tanto individual como colectivo. Esta comunidad fue fruto de un proceso de trabajo interno con el que nos comprometimos para ir más allá de nuestros límites o condicionamientos adquiridos.

Caparacena, Andalucía

Amalurra en Caparacena, Granada

La segunda de las tres, nace fruto de la pasión y de la confianza en su impulso. Más allá de la limitación de sus recursos, la árida tierra se fertilizó mostrando todo su esplendor y demostrando que un verdadero querer nos puede llevar mucho más lejos de lo que creemos. Este grupo experimentó un gran entusiasmo ante la oportunidad de dar forma al sueño comunitario que late en las memorias de su alma colectiva, pues se trata de un pueblo que aunó armónicamente credos y culturas. Sin embargo, el primer impulso hacia la materialización de la comunidad se vio frenado por una fuerte tendencia al abandono y la resignación, que se mostró ante los obstáculos y las dificultades del camino.

Can Cases, Cataluña

Amalurra en Can Cases, Cataluña

Esta comunidad nació, en esencia, como una puerta de acceso a la diversidad con la intención de la apertura a un movimiento cosmopolita. Su principal valor fue el sostenimiento ante la adversidad. Esta comunidad vivió el desafío a la hora de llevar la materialización al mismo término que las otras dos comunidades. El caminar grupal resultó un verdadero desafío debido al arraigado individualismo que a menudo obstaculizaba su propio impulso de caminar hacia un interés colectivo. El pueblo catalán, cuya esencia es valiente, generosa y aglutinadora, arrastra como actitud colectiva el miedo al conflicto.


Comunidad Amalurra

REGENERACIÓN DE LA TIERRA

Uno de los principales objetivos del proyecto Amalurra es recuperar el vínculo ancestral con la Madre Tierra y, a lo largo de la materialización de la comunidad de Euskal Herria, el propio lugar fue expresando lo que necesitaba. Por ello, comenzamos las labores de recuperación y adecuación del terreno conscientes de que la naturaleza era un espejo que reflejaba nuestro itinerario interno. Nuestro proceso personal de introspección abarcó la intención de comunicarnos con la tierra que empezábamos a habitar.


Comunidad Amalurra

HOSPITALIDAD CONSCIENTE: HOTEL, RESTAURANTE, SPA, ESPACIOS ABIERTOS

El complejo hostelero, Amalurra Ecohotel & Retreat Center, además de constituir un parte del sustento de la creación y desarrollo de la comunidad de Euskal Herria, permitió cumplir dos objetivos vinculados a la esencia de Amalurra. Por una parte, el intento por salir del individualismo y rescatar un valor ancestral profundamente arraigado en el pueblo vasco como es la hospitalidad, acogiendo a quien quisiera acercarse al lugar. Por otra parte, se convirtió en una plataforma de evolución y desarrollo personal mediante la experimentación del trabajo en equipo y la cohesión, que permitieron practicar la solidaridad y desarrollar el sentido de pertenencia.


Comunidad Amalurra

VOLUNTARIADO: EL TRABAJO COMO TRANSFORMACIÓN

En nuestra vivencia comunitaria, experimentamos que poner la energía al servicio de aquello con lo que uno se siente comprometido genera la ayuda y los recursos necesarios para lograr el objetivo más allá de las expectativas y previsiones lógicas. A través de la experiencia del proyecto de comunidades, he constatado que el servicio enfocado en algo más que uno mismo, sabiendo que todos tenemos algo que ofrecer: tiempo, atención, compañía, dones o habilidades, aporta un sentido de plenitud y una oportunidad de sentirse parte. Hacerlo como si de un ritual se tratara, centra la mente y ayuda a integrar lo que está separado dentro de uno.


Comunidad Amalurra

JÓVENES AMALURRA

Los/as niños/as y jóvenes han sido integrantes activos en nuestra vida de comunidad. Quizás han sido ellos los que más han podido integrar el sentido y los valores del proyecto Amalurra. A medida que ellos crecían, crecía Amalurra y se iban refinando los valores que sujetaban el proyecto. Las y los jóvenes han aprendido a “vivir en comunidad” desde niños, desarrollando valores como la solidaridad, la conciencia colectiva, la creatividad, el trabajo en equipo y el autoconocimiento.

Teniendo en cuenta que la premisa básica de la comunidad fue conocerse a uno mismo a través de la relación con los demás, la vida comunitaria ha facilitado que las y los jóvenes adquiriesen conocimiento, por un lado, de su mundo interior y, por otro, sobre cómo navegar en las relaciones interpersonales. Son jóvenes preparados para el nuevo mundo, que han transitado un camino de empoderamiento personal, incorporando las experiencias y los valores de una vida comunitaria, así como de la vida en la sociedad.


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ESPACIOS CON ALMA

“Ignoro si Amalurra seguirá existiendo una vez de haber transitado el propósito con el que nació. Pero, si el proyecto llegara a desaparecer, estoy segura de que la misma Tierra guardará las semillas necesarias para que quien así lo desee pueda extraerlas y crear otros espacios interrelacionales en los que practicar el conocimiento que se ha destilado a lo largo de nuestra experiencia. Si es así, el ciclo continuará, imparable, como la vida misma”.